IRRIGANTES DE USO ENDODÓNTICO
El debridamiento completo del conducto radicular es esencial para el éxito del tratamiento endodóntico. La preparación biomecánica del conducto radicular consiste no solamente en remover tejido pulpar, restos necróticos, microorganismos y dentina infectada, sino también en la conformación que facilita la obturación que sellará el forámen apical. El objetivo final de la preparación químico-mecánica es proveer limpieza en el conducto radicular, y paredes dentinales lisas a las cuales el material obturador pueda adherirse.
La morfología del sistema de conductos genera dificultades al profesional para lograr el total debridamiento del contenido del conducto, ya que con la sola instumentación manual no se tiene acceso a todas las estribaciones de éste. Por tal razón, se ve obligado a utilizar sustancias irrigantes que le permitan llegar a estas zonas con el fin de obtener una mejor desinfección del conducto radicular. Para incrementar la acción que ejercen los instrumentos durante la terapia endodóntica se han utilizado diversas soluciones de irrigación, tales como, agua oxigenada, enzimas, antimicrobianos, solución salina, suero, anestesia, entre otros.
El propósito del presente artículo es realizar una revisión bibliográfica acerca de los diferentes irrigantes de uso endodóntico, sus características, propiedades y mecanismos de acción, con el fin de establecer cuál es el más apropiado, y el que proporciona mejor desinfección durante la instrumentación del conducto radicular.
La irrigación del sistema de conductos, se define como el lavado y aspiración de todos los restos y sustancias que puedan estar contenidos en la cámara pulpar o conductos radiculares.
Numerosas soluciones han sido utilizadas en endodoncia para llevar a cabo un efecto químico deseado.
Las propiedades desinfectantes del cloro fueron primero reconocidas a principios del siglo 19. El hipoclorito de sodio fue la primera solución antiséptica recomendada por Henry Dakin para soldados heridos durante la I guerra mundial. En 1920, Crane describió el uso de la solución de Dakin, 0.5% NaOCl, en la terapia endodóntica. Desde 1930 hasta 1940 se utilizaron enzimas proteolíticas ya que se creía en su capacidad para disolver tejido. A partir de 1940, se introdujeron otras soluciones como el agua destilada, ácidos: clorhídrico y sulfúrico, peróxido de hidrógeno tanto solo como combinado con el hipoclorito de sodio, para obtener una mejor limpieza del conducto.La irrigación del sistema de conductos, se define como el lavado y aspiración de todos los restos y sustancias que puedan estar contenidos en la cámara pulpar o conductos radiculares. Numerosas soluciones han sido utilizadas en endodoncia para llevar a cabo un efecto químico deseado.
Las propiedades desinfectantes del cloro fueron primero reconocidas a principios del siglo 19. El hipoclorito de sodio fue la primera solución antiséptica recomendada por Henry Dakin para soldados heridos durante la I guerra mundial. En 1920, Crane describió el uso de la solución de Dakin, 0.5% NaOCl, en la terapia endodóntica. Desde 1930 hasta 1940 se utilizaron enzimas proteolíticas ya que se creía en su capacidad para disolver tejido. A partir de 1940, se introdujeron otras soluciones como el agua destilada, ácidos: clorhídrico y sulfúrico, peróxido de hidrógeno tanto solo como combinado con el hipoclorito de sodio, para obtener una mejor limpieza del conducto.
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